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Los Juguetes de las Niñas Mayores
Agosto 2011 

Ella y tú. Por primera vez desnudas en la cama, nerviosas, después de tanto desearlo y esperarlo; expectantes, deseosas de agradar, de hacerlo bien. O ella y tú, en la cama, después de una noche de fiesta. No sabes nada de ella, apenas su nombre y tres cosas más. Es la primera vez, y quizás la última. O ella y tú, después de varios años de relación. La rutina y el amor se mezclan. La cama es un espacio que se usa más para dormir que para gozar. O ellas y tú. Muchas manos, varias lenguas. Sea como sea, con o sin amor, con o sin ganas, con o sin prejuicios, con o sin complejos, los juguetes pueden hacer del sexo un momento divertido, especial, excitante y muy placentero. Los juguetes sexuales son las herramientas de esparcimiento de las niñas mayores. Y no sólo para usarlos en pareja. En la actualidad existe una amplia gama de atractivas posibilidades para hacer más diversa y estimulante la relación de una misma con su cuerpo y sus orgasmos. Te invitamos a conocer algunos populares juguetes entre las lesbianas.
Vibradores, el remedio contra la histeria

 
Los vibradores son una buena opción para disfrutar sin cansarse, sin la necesidad de mover rítmicamente los dedos. Sólo basta con encender y permitir que su motor trabaje para tu placer.
 
Antiguamente, la aplicación de vibraciones en el clítoris se utilizaba como el método más efectivo para calmar la histeria femenina, sin que esto se considerara un acto sexual, puesto que no estaba presente el gran protagonista de la cultura patriarcal: el pene.
 
Para hacer más llevadero el trabajo de los médicos y la estimulación manual que hacían diariamente de los clítoris de sus pacientes, se inventó en 1860 la hidroterapia íntima, que no era más que la estimulación del clítoris con un potente chorro de agua.
 
En 1870, comenzaron a fabricarse las primeras máquinas vibradoras, pero eran grandes, aparatosas y costosas. Hasta que salieron al mercado las que funcionaban con pedales, baterías, manivelas y con corriente eléctrica. Muchas se vendían por prescripción médica. En las revistas se ofrecían como “La vibración que proporciona vida, vigor, fuerza y belleza” o “Instrumentos para la tensión y la ansiedad femenina”.
 
En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría decretó que la histeria de las mujeres era un mito y que las vibraciones no eran más que una simple y llana masturbación, por lo que los vibradores comenzaron a venderse camuflados en otros artilugios: rizadores de pelo, máquinas contra la jaqueca, aspiradoras, masajeadores de cuello y cualquier cosa que la imaginación pudiera concebir.
 
En la actualidad, los vibradores se venden de muchas formas, colores y tamaños. Destacan los más simples, que pueden usarse en el clítoris o el interior de la vagina. Los especiales para el clítoris o para el punto G. Los dobles, también conocidos como “rabbits” y popularizados por la serie Sex and The City, estimulan la vagina a la vez que el clítoris.
También se comercializan vibradores con mando a distancia. Como los “huevos”, que puedes poner en el interior de tu vagina y divertirte cediendo el control del mando a otra persona.
Dildos: herramienta de placer y no de consuelo

 
En España, también se le conoce como “consolador”. El término dildo al parecer tiene un origen italiano: diletto, que se refiere al placer y al deleite.
 
Los dildos se utilizan para la penetración vaginal, anal y oral. A la hora de escoger el adecuado hay que tener en cuenta el largo, el ancho, el contorno de la punta, el contorno del cuello, las infinitas formas y colores. A esto le sumamos los que vibran y los que no, los resistentes al agua y los todoterreno.
 
Entre los más acuñados por lesbianas tenemos los básicos, con una curvatura que permite estimular el punto G en la penetración vaginal y el punto P en la penetración anal.
 
Los plugs son más pequeños y sirven para dejarse “instalados” y permitir así ocuparse de otras zonas. Por su forma pueden quedarse fácilmente insertados en la vagina o el ano, mientras que las manos o las lenguas se centran en otros puntos, como el clítoris.
Para quienes gozan de una penetración más delicada y creciente, los plug tente, con su forma ovoide, son una opción adecuada. Sus creadoras recomiendan dejarlo dentro de la vagina estimulando el punto G en la ducha matutina, para ir más contenta a trabajar. En una relación sexual entre chicas tiene bastante éxito el dildo doble, en el que ambas amantes se penetran a la vez.
Arneses, placer para la vista y el cuerpo

 
Especiales para disfrutar en pareja. No sólo de la penetración, sino también de la sugerente visión de una chica desnuda con un firme amarre en sus muslos y caderas y un dildo entre sus piernas.
Normalmente, las correas de los arneses pueden ajustarse a los contornos de cuerpos más delgados y más gruesos. La idea es que quede firme y permita la libre movilidad. Pueden ajustarse al arnés dildos de diferentes tamaños. Algunas amantes prefieren un tamaño normal para utilizar el mismo en penetración vaginal y anal. Otras prefieren tener diferentes tamaños para diferentes situaciones.
Bolas chinas, efecto a largo plazo

Sirven para el fortalecimiento muscular del suelo pélvico y el aumento de la lubricación vaginal. Se lavan con agua y jabón y se introducen en la vagina, dejando un cordón fuera, como los tampones. Es normal que al comienzo, si no están los músculos muy tonificados, puedan caerse hasta con una carcajada. Pero en la medida en que éstos se vayan haciendo más fuertes, es posible realizar las tareas cotidianas con ellas. El objetivo que se persigue con la tonificación de los músculos es el aumento de la capacidad orgásmica, la prevención de la incontinencia urinaria y la recolocación correcta del útero tras un parto.
Juguetes: ¿cuándo y para qué?

La utilización de juguetes en el sexo es opción que cada vez tiene más seguidoras. Hay personas que los utilizan esporádicamente para variar la rutina, y otras que hacen de estos juegos una constante en sus artes amatorias. “Suele ocurrir que, mientras las parejas esporádicas o las relaciones más estables que comienzan tienen un altísimo deseo y una gran pasión, cuando las relaciones se acomodan y afianzan, parte de ese deseo se reduce, por la rutina y el hábito. Es importante mantener la expectación, el interés y el deseo en las parejas duraderas, manteniendo así viva la atracción mutua y la intimidad. Los juguetes eróticos, los juegos de rol, disfraces, simulación de situaciones o personajes; el autocuidado, lencería, higiene, autoestima; y las fantasías en su sentido más amplio pueden tener un importante papel en ello”, sostiene Patricia Huelves, sexóloga de MíraLES.
¿Cómo elegir el juguete adecuado?

 
Es importante tener en cuenta el material del juguete. Los de silicona son los más recomendables, puesto que la silicona no es tóxica ni porosa. Los fluidos y residuos no se absorben. Se pueden meter hasta en el lavavajillas. Se adapta fácilmente a la temperatura del cuerpo y suelen ser más caros porque duran muchos más años que los otros.
 
El elastomed no contiene látex; es poroso, suave, hipoalergénico y, al igual que la silicona, es la opción de las pieles sensibles. No reacciona bien con el látex, así que no se le puede poner condón.
 
En cuanto al látex, éste es más denso que la silicona, pero dura menos. Con el tiempo puede hasta requebrajarse. Su ventaja es que es sensible al cambio de temperatura. Al calor se ablanda y si lo metes en la nevera puedes tenerlo frío y duro.
 
Para mantener limpios los juguetes de estos tres materiales, debes lavarlos con agua y jabón neutro. Y recordar: nunca meter en la vagina después de haberlo usado en el ano.
Con respecto al tipo de juguete, nuestra sexóloga sostiene: “A veces tenemos claro lo que buscamos: un vibrador resistente al agua, un masajeador con aceite perfumado, un dildo que hemos visto en algún anuncio. En tales casos podemos husmear en tiendas eróticas y por internet precios y tipos para acabar eligiendo el que más nos guste. Si estamos en esas otras situaciones en las que queremos iniciarnos en el mundo de los juguetes eróticos y probar alguno sin saber muy bien cuál, tenemos la oportunidad de dejarnos asesorar por profesionales especializadas, tanto en tiendas eróticas como en las llamadas reuniones tupper-sex, donde también tendremos la oportunidad de comprar. ¡Informarse es gratis! Luego sólo tienes que comprar aquel juguete que más te convenza”.
¿Y cuando la pareja se siente incómoda ante la presencia de juguetes, por ejemplo dildos y arneses?

¡Pues no tiene por qué ocurrir nada! Simplemente, se dedican a otra cosa... La libertad sexual de la que presumimos hoy en día tiene que ver precisamente con esto: con hacer lo que queramos hacer, pero también con no hacer aquello que no queremos. Igual que hay parejas que disfrutan del sexo oral, de las relaciones en lugares públicos o de la penetración, existen otras que deciden prescindir de una o todas estas cuestiones. El fin de nuestras relaciones eróticas es disfrutar, comunicarnos, pasarlo bien, compartir, sentir placer, relacionarnos... En ningún caso cabe hacer cosas que no nos apetezca hacer o que incluso nos incomoden”, recomienda Patricia. “Es una buena premisa en las relaciones eróticas seguir el ritmo de aquella parte que va más despacio: si nosotras deseamos incluir a otra persona en la relación y nuestra pareja no, tendremos que ser respetuosas con su rechazo; si nosotras detestamos los dildos y nuestra pareja los encuentra atractivos tendrá que ser ella quien nos respete a nosotras... De esta forma TODO lo que hacemos nace del deseo y tiene como resultado el placer; mientras que de otro modo se colarían en nuestros espacios de placer sensaciones desagradables, como la vergüenza, la culpa, el reproche o el rechazo. Este principio no está reñido con la seducción. ¡Ojo! Si conseguimos seducir a nuestra pareja y lograr que desee algo que en un comienzo rechazaba, habremos logrado todo un éxito. ¡La presión, la insistencia y el chantaje no son seducción!”
 
Colaboración: Los Placeres de Lola -www.losplaceresdelola.com- 
Ilustraciones: Beatriz Higón.
Tomado de mirales.es 

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